Santiaguiño

SantiaguiñoCreo que dentro de la familia de las langostas y especímenes semejantes, el Santiaguiño, al que llaman Scyllarus arctus es, para mí, el rey de todos ellos, a pesar de no tener más de diez centímetros de tamaño.

Llegan a llamarle llagosta, cigarra de mar, cigala, según las distintas lenguas, y vive en las rocas con fango hasta los 50 metros de profundidad. Yo no quiero entrar en discusión acerca de este crustáceo, que tiene un caparazón algo más largo que ancho y convexo en su parte central.

En la ventral tenemos un retrato biológico del Apóstol Santiago. El que, dándole la vuelta a un Santiaguño no encuentra, en sus líneas coriáceas la imagen del Apóstol de la Catedral de Santiago, o no tiene imaginación, o no tiene fé o, simplemente, es un poco tonto.

Su carne es de las más apreciadas en la gastronomía gallega.

Tiene especies semejantes pero, según dicen, sin el permiso del Apóstol.

© OLAF – 10 de diciembre de 2002

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