Con unas varillas o batidora, mezclar todos los ingredientes, excepto el aceite, hasta conseguir una pasta bastante líquida.
Calentar el aceite, abundante, y meter dentro el molde.
Cuando el molde esté caliente, meterlo en la pasta. ¡Ojo! no meterlo del todo, dejar libre la parte superior para que la flor pueda desprenderse.
Meter el molde untado con la pasta en el aceite y dejarlo hasta que la flor se desprenda lo que, normalmente, ocurre en seguida.
Esperar a que la flor esté dorada por ambos lados y retirarla a un papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
Espolvorear con azúcar.
Repetir esta operación para cada flor, siendo muy importante calentar el molde todas las veces.