Camarón

CamarónEl camarón es un crustáceo decápodo de color ligeramente rosáceo transparente, pero vergonzoso como pocos por el color rojo que se le pone cuando lo cuecen. Para mí es el marisco que más rinde (al revés de los bígaros), porque ellos pesan pero las cáscaras no.

Con el abdomen más largo que el cefalotórax, puede llegar a tener ocho centímetros de longitud. Las hembras ponen tres o cuatro veces al año una media de tres mil huevos que, ya exógenos, arrastran con ellas hasta la eclosión.

A pesar de non ser fácil, pueden cultivarse, aunque tienen el inconveniente del canibalismo. La Unión Europea está interviniendo en el proceso comercial del camarón que se vende en ella, y quiere poder inspeccionar las plantas y tener una información muy completa. Considero que eso es bueno.

No tienen veda pero su tamaño no puede bajar de los tres centímetros. Las hembras, mientras no desovan, tienen los llamados ‘corales’ como las nécoras o las cigalas, distinguiéndose de los machos, entre otras cosas, por el primer par de patas que en ellas son hilos.

Dejando a un lado eso de que ‘camarón que duerme, la corriente lo lleva’, lo cierto es que resulta un bocado exquisito para los demás peces, y siempre está pendiente de enfrentarse con ellos gracias al pico grande y fuerte en que termina su cabeza.

Su nombre científico ‘Palemos serratus‘ dice lo que es. Las nécoras llevan el nombre de Portunus, el dios latino de los puertos, y los camarones llevan el nombre del dios griego, también de los puertos, llamado Palemon que se representa de pié sobre un delfín y es muy amigo del dios Neptuno. A Palemon se le añade ‘serratus’ por el pico del camarón que es sierra de un lado y del otro. Lo de Palemon es adecuado porque gusta de vivir en las charcas de las rocas de la costa, y por eso en ellas es el momento de cogerlos cuando el mar empieza a bajar y las descubre, o cuando sube y comienza a llenarlas. No puede hacerse con la mano porque encorvándose como un resorte da unos potentes saltos. Se utilizan, entre otros aparejos, el mediomundo o redes de malla muy fina.

Dicen que, como los percebes, los camarones al comerlos atacan la vista, porque a medida que van quedando menos en la fuente, se ven más pequeños.

Los oculistas dicen que lo mejor es comerlos uno solo, y aún así…

© OLAF – 10 de diciembre de 2002

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