Lacón con grelos
Desde el invento de la cerámica en el Neolítico y Edad del Bronce, y el uso del torno para moldear, que se sitúa dos mil años antes de nuestra Era, la Humanidad pudo cocer y, cuando supo hacerlo aplicándolo a los alimentos, nacieron los ‘cocidos’, nombre genérico de un plato que existe en todo el mundo, hecho de mil y una maneras.
Ningún cocido es variante de ningún outro. Solamente tienen en común la olla, el agua y la sal (esta última según el gusto) y, naturalmente, el fuego. Una vez hecho y rehecho, el agua de un cocido se escurre. No va al plato.
Por ejemplo, en la España no gallega, no conozco ningún cocido (aunque pueda que los haya) que no lleve legumbres y, sin embargo, en Galicia tenemos uno, el llamado ‘Lacón con Grelos’ que sólo lleva el lacón (como típica carne de cerdo y que reina en la olla), grelos (las hojas escogidas de los nabos que pueden ser rabizas, nabizas o propiamente grelos), chorizos y patatas. Los chorizos no muy curados: uno por persona como mínimo, y mucho mejor dos, si son buenos. No hay que ser cicateros con las patatas que, además de ser un acompañamiento ideal para la grasa del lacón y de los chorizos, ayudan también a suavizar la ligera, pero estimulante, acidez de los grelos. Piensen, por un momento, en esmagar con patatas un pedazo del poco pero exquisito tocino que tiene el lacón, y llevarlo a la boca ayudados con un trozo de pan. Llorar de emoción no llorarán, pero la boca se les hará agua.
A pesar de lo dicho hasta ahora, los gallegos tenemos, también, un ‘Cocido Gallego’ al estilo común, propio del invierno, que dicen que resucita a los muertos.
Y para terminar, porque éste no es lugar de recetas, les diré, sin embargo, que el líquido escurrido de cualquier cocido puede ser útil para un caldo.
© OLAF – 10 de diciembre de 2002