Capón de Villalba
Podemos decir que un capón es un pollo capado bien alimentado. Hoy en día ya no se capan porque el sistema de cría y su vida en la ‘capoeira’ los afeminiza suficientemente.
Se comienza por escoger los huevos en marzo de gallos y gallinas del país, y ya en abril, escogidos los pollos (el hecho de ser amarillos es fundamental) se encierran, prácticamente a oscuras, lejos de la lluvia, del viento y del frío, en una especie de cajón: la llamada ‘capoeira’.
El éxito de la crianza se debe a la manutención durante cuarenta días a base de ‘bolos’ hechos con maíz amarillo troceado (no harina) y patatas cocidas también amarillas, con lo que se favorece el color amarillo del animal. El ‘bolo’, mojado en agua hervida o vino blanco, se le da al capón colocado en el regazo de una mujer, y si no lo quiere se le mete a la fuerza tratando de que lo trague y no se ahogue.
La presentación en la feria, bien sacrificados, limpios y con la manteca puesta encima de ellos, es una tentación para que cualquiera piense en darles un bocado todavía crudos.
© OLAF – 10 de diciembre de 2002