Oveja

La oveja se llama científicamente Ovis aries L.

Ya saben todos ustedes que Aries (el Carnero) es el símbolo, hablando del horóscopo, de los nacidos entre el 21 de marzo y el 20 de abril. Símbolo que simplificado se representa con la gamma griega.

La oveja (con la serpiente, desde luego) es quizá más vieja que el mismo Adán. Ya en el Génesis (4,2) dice: ‘Volvió a dar a luz y tuvo a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador’.

Suponemos que no podemos deducir de este versículo que los labradores son malos y los ganaderos buenos. Habrá de todo, creo yo.

Pero sí es cierto que la Biblia habla primero de las plantas. En el G(11) dijo Dios: ‘ Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas, y árboles frutales que den fruto de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra’ Y así fue.

Y solamente hasta más tarde, en el 20 (me refiero a los versículos), no creó los animales: primero peces y pájaros, y después, en el 24, los terrestres y ya, inmediatamente, creó al hombre. Fue una pena que no comenzara por la mujer.

No vamos a entrar en el problema del peligro de extinción de la ‘oveja gallega’, aunque podría hablar de ellas porque las guardé en muchas ocasiones, en vecería, antes de la repoblación de los montes vecinales en mano común. El mismo riesgo tiene la vaca cachena y el cerdo celta. Afirmamos, solamente, que tenemos una raza autóctona extraordinaria, apetecida por los franceses e ingleses, que seleccionaron la lana y olvidaron el esqueleto de los animales. Nuestra raza aún se conserva en los montes de Ourense, allá por Nogueira de Ramuín, y en los montes de Lugo, especialmente en El Caurel.

Nuestras ovejas, que se crían para una carne exquisita (alcanzando entre los diez y doce quilos/canal a los cinco meses de vida) son pequeñas pero bien formadas físicamente, y muy bien provistas de blanca lana y, por consiguiente, son de una gran rusticidad y larga vida.

Pero, sobre todo, se caracterizan por una gran prolificidad, o sea, que entre ellas abundan los partos múltiples naturales, a lo que se añade una gran facilidad para reproducirse. Ninguna oveja europea las supera.

Parece ser que algunas (no todas) de las autoridades correspondientes, están ya preocupándose por lo antedicho, acerca de su peligro de extinción.

Que sigan.

© OLAF – 10 de diciembre de 2002

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