Tarta de Santiago (I.G.P.)

Tarta de Santiago De la tarta o torta de Santiago, que muy pronto cumplirá dos siglos, si no los hizo ya (¡quién se la diera a los primeros peregrinos!), podemos decir lo fundamental: que lleva la cantidad justa de almendra que le da, al interior, ese color amarillo tostado característico, y su sabor intenso.

Después ya se sabe: unos piensan que debería llevar más huevos, otros más azúcar, y así siguen con la mantequilla, la canela y las ralladuras de limón. Sé de quien, en su casa, hace experiencias añadiéndole licores, e incluso ¡pistachos! molidos, pero ya no es tarta de Santiago, claro.

Porque eso tiene de muy bueno la Tarta de Santiago: al final todas ellas saben lo mismo de bien o con pequeñísimas diferencias. Y tanto hablo de las artesanales como de las industriales.

Es la tarta de Santiago, redonda y baja, la de más fama de Galicia y también muy apreciada y solicitada en toda España, porque a la gente le gusta no solamente la tarta, sino que siempre sepa igual.

A este pastel no le falta nunca, como adorno, una Cruz de Santiago, que se hace de papel, se coloca encima de la tarta y después, toda ella, se espolvorea de azúcar molido con lo que, al retirar el papel, queda dibujada la Cruz.

© OLAF – 10 de diciembre de 2002

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